Ella dormía, era el momento perfecto. Tomé mi maleta y salí de ese lugar.
Mientras avanzaba, los colores del paisaje cambiaban, de verdes a amarillentos y luego a tonos tierra. Llegó la noche y con ella mi sueño. Abrí los ojos, había llegado a mi verdadero hogar. Y ahí estaba ella, la mujer a la que amaba de verdad. Respiré hondo.
-Tengo tanto que explicarte- le dije mientras acariciaba su mejilla.
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Ella dormía. Tomé mi maleta y salí. Mientras avanzaba el paisaje cambiaba. Llegué a mi verdadero hogar, ahí estaba ella, la mujer que amaba.