Parte 1
La mujer 1970
Todo estaba oscuro, Tomás se encontraba fuera de la casa y yo estaba acostada en la cama, sumergida en el miedo de la oscuridad. Esto ya se me hacia típico ya que siempre he sido una gran cobarde.
No soporté más. El silencio era incómodo y la oscuridad me producía mayor terror, por lo que encendí la luz. Me sobresalté un poco, pero intenté tranquilizarme ya que esto era habitual en mí.
Intenté dormir…………………… Unos sonidos extraños comenzaron en el baño, como si alguien estuviera paseándose.
Me aterré, por lo que apagué la luz. Ya que si había alguien, por último no vería la luz.
Me escondí entre las mantas de la cama. Mi respiración comenzó a acelerarse, mi temperatura aumentó y luego comencé a transpirar.
Una respiración acelerada se oía cerca de mi cuerpo, respiración que no era mía.
Me armé de valor y tiré las sábanas hacia atrás……………. No había nadie ni nada.
Volví a esconderme entre las sábanas.
Abrí los ojos nuevamente, me quedé inmóvil y escuché detenidamente los ruidos provenientes del baño. Parecía como si alguien hubiera abierto la llave del lavamanos.
Encendí la luz otra vez, me levanté y abrí la puerta del baño................ nuevamente no había nadie.
Salí del baño y me dirigí a mi pieza. Pero en el momento que cruzaba la puerta unos ruidos se sentían en la cocina.
Me quedé paralizada, pasaron solo unos segundos que a mi parecer fueron horas, hasta que reaccioné.
Notaba como mi temperatura aumentaba a cada paso que daba hacia la cocina. Al llegar quedé impactada.............. el refrigerador estaba abierto y algunas cosas estaban fuera, en el mesón.
Asustada encendí la luz y guardé todo en el refrigerador.
Me volví a acostar, dejé la luz encendida ya que el miedo me estaba superando y me tapé con las sábanas el rostro.
No sé cuánto tiempo pasó, pero de repente pude oír como alguien se acercaba.
Levanté un poco las sábanas y pude ver............. la verdad no sé qué o quién era, pero parecía una joven. No podía verle el rostro, ya que todo su ser era solo como una sombra.
La sombra comenzó a tararear una melodía, mientras que se acostaba en mi cama.
No entendía cómo es que lo hacía, pero el punto es que la sombra estaba acostada en el mismo lugar que yo.
La sombra no se percataba de mi presencia, y yo no sentía el contacto de su cuerpo.
Me encontraba inmóvil, aterrada y completamente transpirada.
Las horas pasaron y la puerta de la casa se abrió.
-Tomás- susurré.
Me levanté de la cama rápidamente, sin importar que la sombra se encontrara encima de mí.
Pero al llegar solo vi unas sombras negras iguales a la otra.
No sabía qué hacer, las sombras no se iban y era como si yo fuese invisible.
El miedo disminuía, ya no eran las sombras lo que me aterraba, si no el porqué no me veían. ¿Acaso yo estaba.......... muerta?
Me recosté en el suelo, aterrorizada.
La sombra 2050
Había sido un día agotador. Mis padres decidieron salir, así que me quedé sola.
Lo primero que hice fue usar el baño. Me lavé las manos y la cara.
Unos sonidos............. se oían en mi pieza, me asusté, pero me convencí de que aquello no era más que mi imaginación jugándome una mala pasada.
Tenía hambre, así que decidí comer algo del refrigerador.
Saqué todas las cosas del refrigerador, pero cuando me disponía a comer algo, volví a escuchar los extraños ruidos.
Asustada me dirigí a mi pieza, pero........ no había nada. Al volver a la cocina me sobresalté al darme cuenta de que todas las cosas que había sacado del refrigerador no estaban.
Con eso me comencé a aterrar. Para darme ánimos y quitarme un poco el miedo comencé a tararear.
Me acosté en mi cama y me quedé así.
Lo que más me aterraba era que una respiración acelerada se oía al lado mío.
Mis padres llegaron, eso me tranquilizó, pero los sonidos seguían hasta que en un minuto se detuvieron.
Tal vez solo fue mi imaginación o tal vez no..........
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Parte 3
La joven se encontraba acostada en el suelo, tenía miedo y no sabía qué hacer.
La puerta se abrió dejando el paso al marido de la mujer.
-Tomás- dijo la mujer entre sollozos.
-tranquila, mi amor- le dijo mientras acariciaba su cabello.
Él la miro con dulzura y comenzó a acariciar su mejilla. Su mano firme y suave se fue moviendo lentamente por su cara para terminar apoyada en su boca y nariz.
-todo va estar bien, descansa- le dijo él, mientras que apoyaba con fuerza la palma de su mano sobre la boca y nariz de su mujer por más de cinco minutos.
Parte 4
No sé qué sucedió, Tomás se había ido nuevamente.
Me fui a acostar, esperando que al despertar él estuviera en casa.
En la mañana no había nadie. Pasó el día y él seguía sin volver.
Llegó la noche. La sombra volvió a aparecer.
Me recosté en mi cama y me puse a pensar el porqué Tomás se había ido.
Escuché los ruidos de la sombra, pero ya no me importaban. Me quedé dormida.
Tuve un sueño extraño, yo me deslizaba por diferentes lugares de la casa y terminaba recostada en el suelo y alguien abría la puerta.
Luego de eso desperté. Me levanté de la cama y me dirigí al último punto de mi sueño.
Me recosté ahí.
Tomás llegó. Nuevamente me acarició, pero en el momento en que me tocó, recordé cómo acariciaba mi mejilla.