Lectura Nocturna

Esta semana comenzó un de mis semanas más odiadas, "la semana del Festival de Viña del Mar". Mi odio se debe principalmente, a que uno como residente debe conformarse con los rincones de la ciudad para lograr coexistir con la plaga humana que se apodera de todo, relegándonos a simples visitantes.

En esta odiosa semana observé algo que me molesta bastante (más que la semana en si), los estereotipos respecto a las mujeres. 

Todo este asunto surge de una humorista (la única mujer) que se presentó al dichoso festival, la catalogaron de ordinaria y vulgar (que puede ser, por la forma en la que hablaba), pero más importante que eso, se dijo que: "una mujer no debe comportarse así".

Eso me hizo pensar, que a pesar de todos los años de evolución, de mejoras en el trato a la mujer, seguimos buscando como sociedad el estereotipo de la mujer del medievo, que se podría describir como "princesa". 

Esta mujer no habla demasiado, y cuando lo hace, solo brotan palabras delicadas e incluso perfumadas si es que es posible. Ella no se ensucia las manos, se muestra bella y delicada, y jamás usaría palabras del calibre de la humorista anteriormente nombrada.

Como conclusión a todo esto, solo puedo pensar que esta sociedad, nuestra sociedad, sólo busca permitir a las mujeres acceder a todo lo que los hombres ya poseen, pero con un comportamiento digno de nuestras antepasadas de cientos de años atrás. 

"Iguales, pero princesas"

Reyan fuera

                                                                              

Reyan fuera

Y ustedes podrían decir, ¿y eso qué? Pues para entender el valor de este rechazo, tienen que seguir aplicando la "lógica" capitalista, ser egoístas. El repudio para este individuo, sólo tiene un valor en números. Para dejarlo claro, esto es así: rechazo = menos clientes, menos clientes = menos compras, menos compras = menos dinero.

Y con esta simple idea se logra la supuesta calidad de vida que todos aspiramos tener, pero cualquier persona puede ver los errores en esta lógica, ya que mucha gente no logra ni siquiera vislumbrar la "gran calidad de vida".

Ahora que ya dejamos claro el panorama que vivimos, quiero hablar sobre una situación que ocurrió ayer. Mi abuelo, que es mueblista, me construyó un velador que anhelaba hace tiempo (cuando dejas las tazas de té y los vasos de agua encima de la madera, no puedes esperar nada bueno). El tema es que mis abuelos viven bastante lejos de mi casa, por lo que para que llegara el super-mueble hubo que enviarlo por Turbus (así es, con nombre y apellido), hasta ese momento iba todo bien, el mueble se embaló, se llevó al lugar y se pagó por el envió. PERO, al llegar (ayer) a mi casa y abrirlo.....SORPRESA, el mueble estaba destrozado. Pongámoslo de la siguiente manera, este mueble se suponía que sería el reemplazo de mi milenario velador, pero por el estado que tiene ahora, no distan mucho en aspecto.

Cada vez que volteo, lo veo (porque en estos momentos el velador está a mi lado) y me dan unas ganas de ir corriendo a reclamar, pero mis padres me dicen: "No sacas nada con hacer eso, dirán que venía así o que tú lo golpeaste (wow, me encanta destrozar mis cosas!!)". Por lo que me tengo que quedar de brazos cruzados disfrutando de la calidad de vida.

Yo solo tengo algo que decir: Capitalismo, tú y tu cochina "mano invisible" pueden seguir viviendo en su calidad de vida, pero lo que es yo, buscaré alguna manera en la que estos desperfectos de su sistema dejen de ser vistos e ignorados, porque para que estamos con cosas NADIE HACE NADA.

Reyan fuera.

                                   

Hace unos cuantos meses... decidí dar el gran paso alimenticio, así es damas y caballeros, dejé la carne y todo lo que tiene que ver con los animales (la miel nunca fue un problema porque la detesto, en mi mente es como caca de abeja). Por lo que hoy les contaré como fue el proceso.

El primer asunto es que no me dolió el cambio, lo único que me hizo sufrir fue.....el pan. Verán, aquí en Chile no se estila a cenar, en cambio tomamos once que es algo así como una hora del té pero a las 7-8 de la noche, donde el alimento principal es el pan con sus compañeros de la vida (mantequilla, queso, mermelada, jamón, etc.). Así que cuando llegaba la hora de la dichosa once, yo tenía que mirar a mi triste pan sin compañero. Para dejar de sufrir a la once opte por decirle adiós al pan e invitar a un nuevo compañero a mi vida.... las tortillas.

Respecto a las otras comidas, el proceso fue realmente simple, mi vida se transformó de carnes a ensaladas con garbanzos, hamburguesas de soya, tacos con porotos, falafel y cremas de legumbres (lo del desayuno ni lo menciono porque yo supongo que nadie se despierta a preparar un bistec mañanero).

Lo que sí quiero recalcar sobre este estilo de vida es..... las tiendas. Alguien tiene alguna idea de lo difícil que es encontrar productos veganos, y no me refiero a las hamburguesas, porque la verdad eso está ya está interiorizado en los supermercados. Hablo de los agregados... mayonesa, queso, cecina (sip, los veganos tienen cecina sin animal), que por decirlo así le dan mas diversión a los platos. Simplemente no hay agregados, así que si son muy amantes de esas cosas, piensen en mudarse a un país donde todo eso sea de fácil acceso.

Por último quiero destacar las razones que me llevaron a este estilo, yo respeto a los "compañeros veganos" (sonó comunista jaja), pero para nada comparto sus razones de no comer carne, y con esto no digo que no sea triste la sobreexplotación de los animales, pero hay que ser realistas siempre hay que matar algo para vivir. 

Mi caso fue bastante sencillo, un día en la universidad había una feria vegana, y yo simplemente me enamoré de todas las opciones libres de muerte animales, así que me hice una pregunta ¿Para que seguir con mi estilo de alimentación si hay todo un mundo donde puedo comer delicioso y no dañar a nadie?

Les dejo esa pregunta para que la piensen, aunque la verdad no me gustaría forzarlos, ya que si sucediera así, no pasaría más de un mes antes de que se coman otro bistec.

Reyan fuera.