Hay una gran razón por la que jamás podría encasillarme como una cinéfila, y eso se debe a que cuando la literatura y el cine se cruzan, provocan una pequeña guerra nuclear en mi cerebro.
Cuando el cine se rige solo, puedo deleitarme con la imagen, actuación, música, etc. y tener un breve romance con la obra frente a mi.
Sin embargo, todo este amor y amistad se derrumba con facilidad en el instante en que la maldita frase hace aparición, "Basada en el libro ...".
El sólo hecho de leer esa repugnante frase, provoca un cambio en mi percepción de la película, ya que no puedo y no quiero dejar de comparar la obra representada con su contra parte escrita.
Y tengo muy claras las frases de contraataque hacia mi persona:
-Pero si el cine y la literatura son cosas distintas-.
-No puedes comparar peras con manzanas-.
-Para eso hay premios a mejor guión adaptado-.
Sin nada mejor que decir, eso en mi cerebro suena a blablabla, no puedo tolerar que una obra trabajada con tanto esmero sea interpretada por los directores de forma usualmente errada, generando en su mayoría películas que parecieran solo tomar prestados los títulos de sus parientes escritos.
Señores directores por favor!!, para eso mejor solo hagan una película y ya, no necesitan el "basado en .." si van a tirar por la ventana al bendito libro.
Y por si quieren saber, todo esto fue gatillado por Drácula (versión de 1992), película que supuestamente era la más fiel al libro.
Sólo puedo decir que si esa es la mejor versión, no quiero ni saber de las otras.
Reyan fuera.